Juan
Pablo II en su Encíclica sobre el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem
46-48, explica este pecado contra el Espíritu
"Esta
blasfemia no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo;
consiste, más bien, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al
hombre por medio del Espíritu Santo."
Mas
adelante dice: "...consiste en el rechazo radical de aceptar esa remisión,
de la que el mismo Espíritu Santo es el íntimo dispensador, y que presupone la
verdadera conversión obrada por El en la conciencia" Si Jesús declara
imperdonable este pecado es "porque esta no-remisión está unida, como a su
causa, a la no-penitencia, es decir, al rechazo radical a
convertirse."
Como
nos lo explico el Papa, el pecado contra el Espíritu Santo consiste en la
resistencia y el rechazo a la conversión. Es el Espíritu Santo el que nos
convence del pecado ( Jn 16:8-9). Rechazar en nuestro corazón esta realidad y
obstinarnos en el mal nos lleva a este pecado. Esta era la actitud de los
fariseos, que se cerraron a la aceptación del plan divino para reconciliarse
con los hombres.
A
MENUDO UNO se encuentra con personas preocupadas por el tema de “el pecado
imperdonable”. Se preguntan si algún conocido o quizás ellas mismas lo
habrán cometido. Este importante asunto de la blasfemia contra el
Espíritu Santo es algo que todo ministro debe entender con claridad para así
poder enseñar y aconsejar correctamente.
Nos dice el Catecismo
de la Iglesia Católica en el # 1864:
No hay límites a la
misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la
misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus
pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (Cf. DV 46). Semejante
endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición
eterna.
El pecado contra el
Espíritu Santo consiste, pues, en la negación de parte de la persona, a aceptar
la salvación y el perdón dados por Dios. Cuando el corazón de una persona se
obstina de tal manera que no acepta que necesita arrepentirse de sus pecados y
se resiste a esta gracia, comete el pecado contra el Espíritu Santo el cual
puede llevarlo al infierno. ¿Por qué? No porque la Iglesia y el Señor no puedan
perdonarle, todo lo contrario, sino mas bien porque la persona misma,
voluntariamente ha rechazado este perdón y salvación dadas por Dios
La blasfemia contra
el Espíritu Santo es presumir y reivindicar el “derecho” de perseverar en el mal.
Es un rechazo a al perdón y a la redención que Cristo ofrece. La blasfemia
contra el Espíritu Santo es la obstinación contra Dios llevada hasta el final.
Es negarse deliberadamente a recibir la misericordia divina