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La Misericordia de Dios es para todos, nadie queda excluido. En la revelaciones a Santa Faustina, Jesús le dice: "Ningún pecado, aunque sea un abismo de corrupción agotará mi Misericordia. Aunque el alma sea como un cadáver en plena putrefacción, y no tenga humanamente ningún remedio, ante Dios sí lo tiene".
Hemos de colocarnos debajo de la cruz y esperar a que -por su gran misericordia- el costa...do de Cristo sea traspasado de par en par. De ahí brotará la sangre y el agua que purifica y lava nuestra alma. . Nosotros somos 'empapados' por el torrente de gracia en el sacramento de la penitencia.
Que nadie tenga miedo a Dios. En todo caso, el único miedo que puede sentir el hombre (respecto a Dios) es el de perderle para toda la eternidad. Para meditar más profundamente el misterio de la Misericordia Divina, pensemos repetidamente en la Pasión de Cristo. Los efectos serán tan beneficiosos para nuestra alma que solo en el cielo podremos comprender tal magnitud.
Hija Mía anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado (Diario,1541). Quien quiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte (Diario,687). Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos. Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el juez justo sino como el Salvador misericordioso (Diario 1541) .
Los sacerdotes se la recomendaran a los
pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido,
si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de mi misericordia
infinita. Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confian en Mi
misericordia (Diario,687). A través de ella obtendrás todo, si lo que pides
está de acuerdo con Mi voluntad (Diario, 1731).
Rezada en un rosario común, la coronilla
a la Divina Misericordia es una oración de intercesión que extiende la ofrenda
de la Eucaristía, por lo que es particularmente apropiado rezarla después de
recibir la Santa comunión en la Santa Misa.
Se puede rezar a cualquier hora, pero
nuestro señor dijo a Sor Faustina que la rezara especialmente durante los nueve
días antes de la Fiesta de la Misericordia ( el primer domingo después de
pascua ).
Después agrego: Durante este novenario
concederé a las almas toda clase de gracias (Diario,796).
Así mismo, es apropiado rezar la
coronilla diariamente "la hora de la gran misericordia" a las tres de
la tarde (recordando la hora en que Jesús murió en la cruz). En sus
revelaciones a la beata pidió que se recordara de manera especial Su Pasión a
esa hora
Un padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu
nombre venga nosotros tu reinos hagase tu voluntad en la tierra como en el
cielo danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal amen
Un ave María
Dios te salve María llena eres de gracia el señor es
contigo bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de
tu vientre Jesús santa María madre de dios ruega por nosotros pecadores ahora y
en la hora de nuestra muerte amen
Un credo de los apóstoles
Creo en dios padre todo poderoso creador del cielo y
de la tierra, creo en Jesucristo su único hijo nuestro señor, que fue concebido
por obra y gracia del espíritu santo, nació de Santamaría virgen padeció bajo
el poder de poncio pilato fue crucificado muerto y sepultado descendió a los
infiernos al tercer día resucito de entre los muertos subió a los cielos y está
sentado a la derecha de dios padre todo poderoso.
desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos,
creo en el espíritu santo , la santa iglesia católica , la comunión de los
santos , el perdón de los pecados , la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amen
en las cuentas grandes antes de cada decena
Padre eterno te ofrezco el cuerpo y la sangre el alma
y la divinidad de tu amadísimo hijo nuestro señor Jesucristo como propiciación
de nuestros pecados y los del mundo entero
en las 10 cuentas pequeñas de cada decena
por su dolorosa pasión ten misericordia de nosotros y
del mundo entero
Doxología final después de las 5 decenas
Santo dios santo fuerte santo inmortal ten piedad de
nosotros y del mundo entero (tres veces)
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Novena a
la Divina Misericordia
Se puede hacer durante todo el
año si se quiere , pero expresamente Jesús la pidió para hacerla desde el Viernes Santo que es cuando lo crucificaron hasta
el Domingo de la Octava de Pascua de Resurrección
Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y
sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la
amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.
Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de
nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que
depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo
Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te
une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a
los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús
y por su dolorosa pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la
omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en
mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para
soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi
misericordia fluye hacia la humanidad.
Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en
nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos
aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el
cielo.
Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las
almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de
tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas,
concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la
salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por
los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de
mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron
una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les
concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu
compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el
inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu
Hijo y por su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu
protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino
que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita
misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me
conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo
consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.
Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada
de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de
aquellos que todavía no te conocen, pero que están encerrados en el
compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas
almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas
ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de
mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo y mi Corazón,
es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de
este modo alivian mi pasión.
Jesús misericordiosísimo que eres la bondad misma, tú no niegas la luz a
quienes te la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas
de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia
y no las dejes escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón sino haz que
también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos
separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han
abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires
sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga pasión que sufrió por ellos,
ya que también ellos están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Haz
que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los
siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños
y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a mi
Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles
terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes
enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia;
concedo mi confianza a las almas humildes.
Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho: Aprended de mí que soy manso
y humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las
almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan
a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un
ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios
mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo Corazón y
cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que
están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más
semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono.
Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por
estas almas y el gozo que te proporcionan.
Bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las
alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo
especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más
lamentaron mi pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son
un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una
luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno.
Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada
de tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo
particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder
de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen
adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus
hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que
tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.
Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran
tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas
en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente,
sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de
gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios,
muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en
ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: a las almas
que veneren esta infinita misericordia mía, yo mismo las defenderé como mi
gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas
en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el
ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen
con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles el
alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas
en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías
continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que
tienen con mi justicia.
Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he
aquí que yo llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del
purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa
adecuada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu
Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado
el poder de tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio
y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la
dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su
sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están
bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús,
tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen
límites. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi
misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A
causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el
Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este cáliz, si
es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a
mi misericordia.
Jesús
misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a
la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a
cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor
puro. Oh Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas
al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo,
están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia,
te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la
cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén.
(1209-1229)